Una nueva carrera, un nuevo reto, una nueva meta... llegar vivo. La Maratón de los Pastores, de la que se dice que es la más dura del mundo... y la verdad es que tuve que pasarme 11 horas para recorrer 40 km con lluvia, nieve, barrizales, granizo, niebla... 4.400 positivos y 4.400 negativos... Madre de dios, me canso de escribirlo, de recordarlo... donde mi Espi, mi padre, Gonzalo y Pabote, estuvieron a mi lado en cada paso, en cada km... GRACIAS... en fin, reto conseguido... sigo vivo.
Este es el principo: perfil, distancia, desnivel, equipo... puf.
Seguimos con la recogida de dorsal y la camiseta de la carrera... y un track digno de los dioses del olimpo.
6:55 am del sábado 16 de abril de 2016... junto a Espi, Pabote y Gorka (un titán de la leche). Nos preparamos para el infierno que nos espera...
7:00 am... salimos disparados ansiosos de ver con qué nos vamos a encontrar. Feliz, muy feliz... me va a esperar mi padre en meta, tengo que llegar.
Después de llegar hasta lo alto del Cuetón, pasando por unas vistas espectaculares con frío, lluvia, nieve... y bajar por una barrizal en el que me di más de 50 leches...
... no dejaba de ir feliz, sabiendo que en el avituallamieto del km 17 estaban Espi, Gonzalo y Pabote... Eso me hacía sentir fuerte, muy fuerte.
Aquí llegando empapado al parking de Obar, donde me sentí como un deportista de élite, ya que me cuidaron y mimaron como al mejor... Gracias a los tres.
Ya con fuerzas toca subir el Abentón de las Palanzas, un km vertical donde me dejé hasta el alma, porque me pesaba mucho...
Desde la llegada a la cima, tocaba crestear hasta el km 25. De nuevo nieve, niebla y lluvia... un infierno. Mi cabeza al 100% y disfrutando de cada paso, de cada momento, de cada sensación.
A reponer... es increíble lo que me gusta saber hasta dónde puede llegar el cuerpo, su resistencia y sobre todo su paciencia... porque la cabeza es siempre la que manda.
Después de beber, comer, ver de nuevo a Pabote, a Gonzalo y dar un besazo a Espi... salgo disparado de nuevo ¿qué me encontraré?
Corrí, corrí y no dejé de correr. ¿Qué pasó? que llegué a META, feliz, fuerte, destrozado, pero con el orgullo de saber que mi padre estaba en meta, de que me vería llegar victorioso. Qué momento, aún al escribirlo se me pone el corazón a 300 pulsaciones. He terminado la Maratón de los Pastores, que increíble me parece. Sí, sí y sí. Otra para la buchaca.
Desencajado, voy corriendo a ver a mi gente: mi padre, mi Espi, Pabote y Gonzalo. ¡JODER!, ¡que he terminado la Maratón de los Pastores! 11 horas de aventuras, 40 km de puro monte y 8.800 metros de desnivel a lo grande. Oleeeeeee (¿verdad Ferny? Oleeeeee)
Gracias, gracias y mil gracias por estar a mi lado y apoyarme en cada avituallamiento, por ser mi apoyo en este reto tan grande. Va por vosotros Pabote y Gonzalo, mi PRIMU (como él me llama)
Gracias a MI PADRE, que madrugó y pasó casi una noche en vela
revoloteando de nervios hasta que llegué entero a meta. Gracias por compartir
junto a mí lo que más me gusta hacer en la vida, correr. Gracias de
corazón por estar a mi lado. TE QUIERO papá, nunca lo olvides, nunca.
Gracia a MI ESPI por estar siempre a mi lado, por subir, bajar y patear hasta mi encuentro bajo la lluvia y el frío. Gracias Espi... ya no se cómo decirte todo lo que te quiero, todo lo que te necesito. Eres la que da vida a mi vida, eres mi vida.
Gracias a MI MAMÁ, que estés donde estés, siempre te llevo dentro, siempre te noto cerca y cuanto más alto subo, más te siento. Gracias por dejarme tanta fuerza. Te llevo siempre en mí.
Y ahora... a comer como Dios manda, que ya toca.